lunes, 14 de noviembre de 2011

Muertes que no son noticia


Los informativos diarios chorrean tanta sangre que parece ya saturan toda capacidad de asombro, esfuman el umbral de la náusea. Los feminicidios y los crímenes laborales, dos formas de matar y morir características de una sociedad clasista y sexista, no dejan de ocurrir, pero son expresiones rutinarias de violencia que no alcanzan a competir frente al alto reiting de los espectaculares y macabros crímenes de la guerra del narco.
Este inicio de noviembre, dos trabajadores de la construcción vecinos de la zona dewl Topo Chico fueron víctimas de negligencia criminal en sendos centros de trabajo. La prensa comercial apenas se ocupó de uno de ellos; la mayor parte queda en silencio.
José Merced Solís, de 54 años, vecino de la manzana 5 del Topo Chico, cayó el 1º de noviembre de un andamio por no disponer de arnés y línea de vida. En la caída lo esperaba una tubería de cobre que le atravesó la región inguinal, le perforó los intestinos y destrozó parte de su hígado. Se encuentra muy grave en el Hospital de traumatología del IMSS, después de una intervención quirúrgica de más de 8 horas. Cuando menos ahora tenía Seguro Social; en una caída años atrás, el patrón lo abandonó a su suerte aún cuando sufrió una fractura que le impidió trabajar varios meses.
El 8 de noviembre, Francisco Javier Rivera Banda, de 41 años, vecino de La Esperanza, murió aplastado por un pedazo de losa que removía desde una fosa, en una obra de la colonia Jardines del Campestre, en San Pedro, tragedia que revela la nula capacitación que sobre elementos de Seguridad e Higiene se proporciona a los obreros de la construcción.
Como siempre, ni equipo de seguridad, ni capacitación, ni Comisiones Mixtas de Seguridad e Higiene, ni Inspectores de obra y muchas veces ni Seguridad Social: los obreros de la construcción siguen en completa indefensión, a pesar de que las autoridades saben que es la rama que sigue ofrendando más víctimas en el altar del Becerro de Oro.
Los patrones capitalistas siguen ahorrando dinero a costa del riesgo en la seguridad, la salud y la vida de los trabajadores, contando con la complicidad de las autoridades del Trabajo. Por cada trabajador caído, hay varios en las filas del ejército industrial de reserva disponibles para sustituir de inmediato a las vacantes. El silencio informativo ha venido a colocar otro manto encima de las víctimas.

2 comentarios:

  1. si la mayoría de los trabajadores de la cosntruccion no conocen que deben tener un reglamento interior si quiera checan tarjeta son desvalorizados, desprotegidos y explotados. estaría con madre bueno impartir un taller sobre sus Derechos y Responsabilidades del patrón acorde a la LFT.

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  2. Muy buena y justa idea. Los obreros de la construcción tienen en su contra la dispersión (no están concentrados permanentemente como los obreros de los talleres y las fábricas) y la temporalidad de su chamba (este mes tienen trabajo, el siguiente quién sabe), por eso los talleres deben ser frecuentes y animar a los trabajadores a formas de organización permanente. Gracias por tu opinión.

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